Como resbalando desde las Cordilleras y aguantando firmes para no caerse al Pacifico el pueblo de Chile vive y resiste en esta singular silueta geográfica que dibujaron los hombres en las disputas de colonización y en las guerras de Independencia.
A pesar de su angostura el corazón de las mujeres y los hombres nacidos en Chile es ancho, muy ancho, resistente, y solidario, forjado en base a permanentes vibraciones, a temblores y sismos nacidos desde las entrañas de sus tierras y también desde el espectro político, que a lo largo de su historia ha desencadenado varios levantamientos de masas que sacudieron a toda la sociedad chilena.
Los corazones jóvenes pulsan con fuerza la sangre por todo el cuerpo llegando hasta la cabeza, por eso vemos en todo el mundo como los movimientos juveniles protagonizan cada vez más las grandes revueltas contra el sistema capitalista que los exprime, les coarta sus libertades y los trata de alienar reprimiéndolos constantemente, pero qué pasa con esos corazones cuando van envejeciendo. Ya lo decía Allende en su discurso en la Ciudad de Guadalajara, “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica; pero ir avanzando en los caminos de la vida y mantenerse como revolucionario, en una sociedad burguesa, es difícil”.
Y repitiendo esa sabia deducción del heroico Presidente Chileno deberíamos despertar cada día tratando de buscar una solución, para que el pensamiento revolucionario ni se termine con la adultez, ni se resigne a su existencia en una sociedad capitalista.
Este no es un mal que aqueja sólo a los chilenos, por supuesto que no, es un mal que aqueja a toda la población mundial, por el simple hecho que mientras el corazón pulsa fuerte hay que alimentar la cabeza con ideología, para cuando el corazón ya no empuje tanto la sangre, lo haga la cabeza.
Yo no tengo dudas que aquel fuerte movimiento que el 25 de octubre del 2020 le dijo que si a una Nueva Constitución en Chile, estaba compuesto por distintas generaciones, los miles y miles de jóvenes que lucharon en las calles cuando la explosión social y los miles y miles de adultos disconformes con el último de los vestigios vivos del dictador Pinochet, pero que paso entonces el 4 de setiembre del 2022, porque no gano el Apruebo a la Nueva Constitución.
Bueno compañeros y compañeras, seguramente no sea yo quien tenga la respuesta ni tampoco me creo con la autoridad suficiente como para afirmar una conclusión, pero sin duda alguna la falta de concientización ideológica en un sector intergeneracional de la población votante, debe haber contribuido bastante para generar el resultado final.
El capitalismo siempre ha tenido la gran habilidad para dividirnos cuando ve que estamos unidos en contra de sus intereses. En momentos cuando les conviene hablar de ideologías para trazar una línea divisoria en la sociedad así lo hacen, y en otras circunstancias cuando les conviene hablar como si no existieran los distintos intereses entre las clases sociales no tienen ningún reparo en hacerlo. Así pues, mienten, difaman, desprestigian y van construyendo la desideologización de la población, levantando barreras cuando les conviene o aplanando el camino para su conveniencia.
La estrategia es copiada en todas las actividades donde corren riesgo sus intereses, veamos sino que pasa con las Organizaciones Sindicales en Chile, la atomización de los Sindicatos es la principal estrategia para generar la debilidad en las organizaciones que defienden los derechos de los trabajadores, su propio Código de Trabajo y las Leyes vinculadas tienen como cometido principal evitar la Unidad de los Trabajadores en una gran y única Central Sindical Chilena y utilizan para ello sus discursos engañosos y su dinero de compra. Pero para generar un acuerdo hacen falta dos partes como mínimo, una la parte interesada del poder económico y otra la que se deja engañar o comprar por falta de una ideología clasista firme.
Nada es perfecto en este mundo por lo que ni la misma UNIDAD sirve de mucho, si no está atada a un proyecto común que se base en una fuerte ideología de clase, por lo tanto, en estas condiciones apostar al crecimiento y fortalecimiento de una herramienta clasista como la Central Autónoma de Trabajadores y Trabajadoras de Chile – CAT para ir logrando los avances y los cambios necesarios es fundamental.
Al crecer esta organización, al organizar a los y las trabajadores no organizados, se debilitan las otras y para ello hay que alimentar la cabeza, para entender el proceso, para comprender que no lo vemos desde el ángulo marketinero de lograr más afiliados y decir que somos más, esto no es un problema de números es un problema de conciencia y nuestro crecimiento debe ser completo del corazón y de la cabeza con fuerza, con rebeldía, y con conciencia de clase.
No tengo dudas que el pueblo chileno tiene todas las condiciones para generar un cambio rotundo, ya lo han demostrado más de una vez, claro el camino es largo y nada fácil pero la lucha tiene sus compensaciones y allí está la CAT, en esa calle angostita que emula la silueta del país, resistiendo y luchando, hombres y mujeres unidos tras una causa en común, con su corazón ancho, con el pecho abierto como las grandes Alamedas sabiendo que más temprano que tarde pasará el hombre nuevo para construir una sociedad mejor.
Desde el otro lado de las Cordillera, en un rinconcito de la Villa del Cerro de Montevideo.
Marcos Lombardi Cuzzi.
Sindicato Único del Transporte de Carga y
Ramas Afines – SUTCRA, Uruguay.
Secretario General
Federación Unitaria del Transporte, Puertos, Pesca y
Comunicación en América – FUTAC